Cuando estamos tan acostumbrados a estar en un constante bombardeo de información solemos estar con muchas distracciones. Si a lo anterior le agregamos las preocupaciones personales, las actividades pendientes, las responsabilidades, las penas y culpas, sabemos que se genera una bomba mucho más grande.
Si te das un minuto para detenerte y aplicas consciencia de lo que te está ocurriendo, podrás darte cuenta que te acompañan un millón de pensamientos, sensaciones corporales y emociones.
El punto está en que las distracciones nos ayudan a entender en qué lugar exactamente está nuestra mente. Puedes hacer el ejercicio de parar de leer en este momento y detenerte sólo treinta segundos o un minuto a tomar consciencia de qué está pasando en tu interior. Probablemente aparecieron pensamientos sobre lo que ya pasó o lo que tienes que hacer en el futuro. Si bien puede ser que sea un problema que la mente esté andando a mil quinientos kilómetros por hora, debes saber que la realidad humana es así.
La clave según Gunaratana (2013) consiste en que tengamos la capacidad de enfrentarnos a este tipo de situaciones y reconocer cada distracción como tal, sin quedarnos atrapados en ellas. Es importante entender que las distracciones pueden ser cualquier preocupación que esté en tu mente y que no son nuestros enemigos. Simplemente están y nos acompañan momento a momento.
Desde ese lugar, cuando aceptamos realmente que las cosas son como son, podemos emprender el camino del cambio (Gunaratana, 2012). Sabrás que tratar de remar contra tu propia corriente sólo trae mayor sufrimiento y apego a las propias expectativas (Kabat-Zinn, 2004)
Siéntate ahora por un minuto más a practicar en tomar atención de tu respiración. Quédate en ella y date cuenta de cómo el aire entra y sale por tus fosas nasales. Registra la temperatura del ambiente e incluso si hay algún aroma particular que llame tu atención. Te darás cuenta que en más de una oportunidad tu atención se fue a otro lugar, dio más de una vuelta y si tuviste mucha suerte volvió a tu respiración.
Ahora, frente a esas situaciones, en vez de tratar de alejar las distracciones, invítate a quedarte en ella y mirarla con atención plena. En ese lugar, pregúntate
- ¿Qué es esta distracción?
- ¿Cuán poderosa o fuerte es?
- Y ¿Cuánto tiempo dura?
Sin ánimo de quedarte más tiempo en ella, puedes hacer el ejercicio de ‘vaciarte’ y registrar tus respuestas en algún cuaderno de notas.
¿Te quedó algún comentario o pregunta?
Te leo abajo.
Un gran abrazo,
Rocío.
Referencias bibliográficas
- Gunaratana, B. (2012) El libro del Mindfulness. Editorial Kairós, marzo 2012. ISBN: 978-84-99881379.
- Kabat-Zinn, J. (2004), Vivir con plenitud las crisis. Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo.